6 de diciembre de 2011

Carne artificial y decrecimiento

Es sabido que la produccción de carne y de leche es altamente contaminante e invasiva: el metano es uno de sus subproductos más dañino para la atmósfera,  mientras que  las tierras destinadas a la ganadería ocupan y desplazan a los cultivos y a los bosques. Si se trata de ganaderías industriales intensivas estas son verdaderas fábricas de sufrimiento y muerte animal. Lo peor es que se espera que el explosivo aumento del consumo de los países emergentes y altamente poblados, como India y China, estimule aún más la producción de carne. Los ricos y los nuevos ricos aumentan la ingesta de proteinas de orígen animal más por signo de estatus que por requisitos nutricionales.

Frente a este panorama, y como siempre, vienen las respuestas desde el lado de la tecnociencia. ¿Que va a faltar carne para estos neocarnívoros? pues la hacemos en el laboratario. Unos muy inteligentes científicos del departamento de Fisiología Vascular de la Universidad de Maastric (Holanda) han decido producir una hamburguesa in vitro que estará disponible para el año 2013.  Lo harán utilizando el tejido muscular "a partir de las células madre del músculo de vacas generalmente, aunque también se puede emplear de cerdos o pollos para cultivarlas in vitro. La investigación que fue financiada con dos millones de euros por el gobierno holandés concluyó en 2009 con resultados tangibles: los investigadores fueron capaces de cultivar en placas de Petri tiras de tejido muscular de cerdo de un centímetro de ancho por 2,5 centímetros de largo" Frente a la eventuales críticas por su sabor el tecnociéntífico entrevistado no se desanima y argumenta que "si se combinan bien las cantidades de grasa y carne y se adereza, incluso, con sangre de laboratorio se puede obtener un agradable sabor. Además, se puede adquirir carne más saludable con menos grasas saturadas e, incluso más rica en nutrientes"

Las respuestas tecnocientífica, de alto coste, aparecen siempre que se perciba cierta rentabilidad. La inteligencia y el saber colectivo se despilfarra dando soluciones a problemas que sólo lo son en apariencia. No existe ningún camino inevitable que lleve desde el aumento de las demandas de consumo alimenticio al aumento de la  producción ganadera ni a la de carne artificial. Estas no son soluciones a nada, es la opción tecnocientifica, política y comercialmente orientada, para satisfacer determinados intereses. La solución es reducir significativamente la producción y consumo de carne de todo tipo: la cuestión es el cambio  de los hábitos de consumo y, por supuesto, de las formas de producción de los alimentos. La innovación, desde una perspectiva decrecentista significa imaginar formas de aportar soluciones a problemas bien definidos, en este caso la satisfaccción de las demandas alimenticias necesarias y suficientes para llevar una vida digna, sin carencias ni excesos nutricionales. Aumentar la alimentación de los que tienen menos y disminuir la de aquellos que la tienen en exceso. Es decir, lo de siempre: equilibrio, reparto y justicia distributiva.

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