8 de octubre de 2009

Ecofascismo

En una reciente acción de difusión del grupo Decrecimiento Madrid, a una de las mesas instaladas en diferentes puntos de la ciudad se acercó una persona con folletos acerca la crisis del petróleo y de otras catastrofes mediambientales. Los contenidos eran aparentemente coincidentes con las ideas del decrecentismo. Sin embargo, la revision posterior de dichos contenidos y la visita a su blog revelaron un peligroso delirio apocalíptico del sujeto en cuestión.

Es un tema importante porque, dada las características del concepto y del movimiento decrecentista, amplio y plural, es fácil que se "cuelen" individuos y teorías aparentemente afines. Sin embargo, este personaje y otros de herencia malthusiana basan su catastrofismo en una variable principal: el crecimiento demográfico y en una visión de la naturaleza como autorreguladora, por el caos, de los desajustes ecológicos.

Serge Latouche ya advertía del peligro de un "ecofascismo o ecototalitarismo" emergente con la crisis ecológica. Citando a Hervé Kempf señala la posibilidad, paradójica, de que "un poder autoritario se jactara de la necesidad ecológica, para imponer las restricción de las libertades sin tener que tocar las desigualdades". Cita también a Castoriadis quien señala que "si no hay un nuevo movimiento, un despertar del proyecto democrático, la ecología puede ser muy bien absorbida por una ideología neofascista".

Efectivamente, ese peligro existe y es conveniente tenerlo presente. Cuidarse de esos y otros "compañeros de viaje" incluyendo, por la izquierda, a ciertos integrismos y purismos decrecentistas, es una sana medida para mantener un movimiento decrecentista progresista, con propuestas que apunten a una regulación de la crisis ecológica no por el caos, sino por la política.

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