27 de septiembre de 2009

Acerca de la innovación decrecentista


Resulta evidente el desperdicio de talento y de capacidades, individuales y colectivas, de imaginación y creación, debido a la falta de cauces sociales para que estos puedan expresarse. Es evidente también la vergonzosa infrautilización de energía y creatividad social en nuestra autocomplaciente sociedad tecnológica que, paradójicamente, quiere ser definida por la innovación, la imaginación o la aventura creativa.

Vemos con malestar la deriva de ese talento y de esas capacidades hacia territorios banales, hedonistas y egoístas de creatividad, lejos de los objetivos de bienestar colectivo. Malestar también por la falta de contenido que caracteriza a los discursos de los especialistas en innovación con sus infaltables referencias a la sociedad del conocimiento, la globalización, la productividad, el capital humano etc. Discursos circulares, redundantes y autocomplacientes la mayoría de ellos.

Los “modelos de innovación” aparecen por doquier. Estos modelos, meramente descriptivos y retóricos florecen y se superpone unos a otros. Sin que haya habido tiempo para que se desarrollen los anteriores, las modas traen nuevas teorías, modelos y modelitos. De teorías lineales de la innovación se pasa a otras que destacan la retroalimentación. De aquellas que subrayan los “factores” tecnológicos a otras que apuestan por el capital humano; de iniciales compromisos con innovaciones de “productos y procesos” se pasa a las innovaciones “organizativas y de marketing” etc.

El management y las burocracias de la innovación se han adueñado del concepto y limitan las prácticas posibles a partir de él. Pero siempre detrás de esos análisis y propuestas está la reducción del sujeto de la innovación al actor empresarial. Esto significa una importante limitación de la innovación a sus variantes productivistas y mercantilistas despreciando el amplio espacio de la creatividad y la imaginación distribuida en todo el campo social y cultural.

Por eso es necesaria e impostergable la apropiación social y comunitaria de la innovación. Proponemos aquí vincularla a los objetivos de las propuestas decrecentistas, un cauce político y cultural con vocación de sustituir al productivismo hegemónico. Aquí se deben estimular las prácticas que incorporen como sujetos de la innovación a todos aquellos con capacidad y ganas de inventar nuevas formas de convivencia y desarrollo colectivo.

Sobre el análisis de propuestas de innovaciones decrecentistas y de los desafíos a las que dan lugar queremos construir los diálogos en este blog.

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